Nicomedes Santa Cruz es considerado, con justa razón, el máximo representante de la negritud en el Perú. Su figura ha trascendido y se ha convertido en el referente de la cultura afroperuana a nivel nacional e internacional. Decimista, poeta, compositor, arreglista, investigador, periodista, llevó a cabo un importante trabajo de recuperación y reivindicación de las tradiciones musicales y danzarias afroperuanas, dedicación por la que trabajo incansablemente desde los años cincuenta hasta su muerte.

Nicomedes nació el 4 de junio de 1925, en la calle Sebastián Barranca, en La Victoria. Noveno hijo de los diez que tuvieron Nicomedes Santa Cruz Aparicio y Victoria Gamarra Ramírez, entre los que destacan su hermano menor, Rafael, y su hermana Victoria. A temprana edad halló en la décima su mejor forma de expresión, a la que renovó a límites que ningún decimista ha podido superar. Historia, política, música, tradiciones, deportes… no había frontera que delimitara su amplitud temática.

Discípulo de Porfirio Vásquez (a quien Nicomedes conoció cuando rozaba los veinte años), aprendió de él las reglas básicas de la décima y la tradición que se había desarrollado hasta esa época. Con él, Nicomedes se adentró a la tradición decimista, pues si bien ya había escuchado a su madre recitando décimas, Vásquez significó el impulso definitivo. “Durante los años subsiguientes, ambos amigos sólo hablaríamos en décima y sobre décimas”, dijo alguna vez.

Sin embargo, Nicomedes vio en los viejos decimistas una fuente de inspiración y a la vez una limitación en el desarrollo de esta tradición, pues se había centrado en torno a temáticas específicas reiterativas. Esta aparente limitación se entiende por la procedencia de los viejos decimistas: estos pertenecían mayoritariamente a un mundo rural, y su visión y creación respondía a ese entorno, mucho más sosegado que el convulso mundo urbano.

Formado en las calles del populoso distrito de La Victoria, Nicomedes asume desde joven un compromiso social y un compromiso literario, y al conjugar ambos ―su visión de la sociedad y del valor cultural de la herencia cultural occidental y africana― se renueva la décima peruana y le da a esta una ambiciosa forma de expresión.

Renuncia a mediados de los cincuenta a su oficio de herrero para dedicarse por completo a la “profesión de poeta”, que lo llevará a ligarse con las incipientes agrupaciones de música afroperuana, como la formada por el intelectual José Durand Flores, la compañía Pancho Fierro. Es junto a su hermana Victoria, con quien funda en 1958 la compañía Cumanana, que desempeñan un trabajo fundamental para la recuperación de la cultura afroperuana, institucionalizándola después de una larga postergación por parte de la cultura oficial y alejada de toda forma de representación nacional. Los hermanos Santa Cruz reivindican la negritud peruana, recuperando ―y muchas veces re-creando― distintas formas de expresión musical y danzaria. El festejo, el landó, la zamacueca, el son de los diablos, el alcatraz y muchos otros ritmos y aires afroperuanos (como diría Victoria) fueron “relanzados” por los hermanos Santa Cruz.

La labor de los hermanos se bifurcó en los años sesenta, viajando cada uno a distintos destinos en los que se nutrieron de otras fuentes culturales e intelectuales. La representatividad de Nicomedes era cada vez mayor, y su peregrinaje ya va mucho más allá del Perú: su obra no sólo habla del afroperuano, sino del afrodescendiente, del latinoamericano, de los oprimidos, de los flagelados por el sistema, su interés es cada vez más amplio y su afán reivindicador es cada vez más vasto también.

El trabajo de Nicomedes ha sido y es fundamental para comprender la influencia africana a nivel nacional. Sin su trabajo y el de su hermana Victoria, un fragmento de nuestra historia y nuestra identidad se hubiera visto cercenado o parcialmente reconocido. Es por ello que está situado en la cima de la expresión del arte afroperuano. Con toda justicia, en su homenaje, cada 4 de junio (día de su nacimiento) se celebra el día de la cultura afroperuana.

Un día como hoy, hace 21 años, falleció en Madrid, donde se había establecido varios años atrás. Que este sea un motivo para recordarlo: leámoslo, escuchémoslo y aprendamos de él.

Décima a la marinera:

Sobre el festejo y el landó: